Lurrean etzanda, Ruper Ordorika: Ciertas canciones y ciertos cantantes, presentan dimensiones inusuales, ya que se extienden en el espacio y se proyectan en el tiempo, a la vez que atinan de un modo especial en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Estos son los fundamentales.

Al igual que todas las culturas, la nuestra también tiene los suyos. Ruper Ordorika es, sin duda, uno de ellos, porque crea e interpreta ese tipo de canciones.

Si hace un año presentábamos Azukre Koxkorrak, donde el artista desgranaba su memoria musical “vasca”, en este nuevo disco titulado Lurrean etzanda presentado por ELKAR, el cantante de Oñate se zambulle de nuevo en su corriente interior para componer y grabar un significativo y brillante trabajo.

La concienzuda creación que traslucen estas nuevas 11 canciones, tiene su base en una idea tan sutil y sencilla, como consistente: el compositor-interprete las pone al servicio de la esperanza humana, subrayando la importancia de la memoria, el calor del amor y la belleza de la vida, mientras utiliza sabiamente las cualidades lúdicas de la música para encender luces de ilusión en nuestro interior.

Con la excepción de la poesía original de Dinonisio Cañas, Zerutik gertu ez da ondo egoten (Cerca del cielo no se vive bien), adaptada por el mismo cantante al euskara, el propio Ruper Ordorika es el compositor de todas las músicas y del resto de las letras, estando todas ellas nutridas de similares sentimientos y sensibilidades, como si fueran todas estrellas de igual intesidad lumínica, alineadas en el cielo de la noche.

Ruper Ordorika se vale de la sugerencia musical para mirar dentro de la persona y para ello, tal y como nos tiene acostumbrados, se hace acompañar de un reducido número de selectos músicos, los cuales catalizan el potencial comunicacional de las canciones para abrirlas al espacio y hacer que ahonden en el interior del oyente. En esto tienen mucho que ver Leo Abrahams (Brian Eno, Jarvis Cocker...) en las guitarras, Simon Edwards al bajo (Fairground Attraction, Billy Bragg... ) y Kenny Wollesen en la bateria (Bill Frisell, Tom Waits, John Zorn.). Con la ayuda del técnico Victor Sánchez se llevó a cabo la grabación, en sistema analógico, todos juntos en el estudio ELKAR entre el 5 y el 7 de septiembre. El resultado es extremadamente sincero y ofrece una calidad inmejorable, habiéndose tratado de la sesión de estudio de más alto nivel que nunca haya pasado por nuestra sala de grabación. Como en una amigable y vital conversación, estos músicos recrearon estas canciones y prepararon un mullido colchón, para que, tumbados en él, observemos mejor el cielo. Posteriormente, ya en Nueva York, el músico Jaime Saft grabó pianos y órgano Hammond. Las mezclas y máster se ultimaron en los estudios Katarain y Mamia de Azkarate, bajo la dirección de Jonan Ordorika.

Para acabar, Oskar Alegria se encargó de las fotografías y de la idea de portada, realizando una particular interpretación del universo de Ruper.

Nunca sabemos a ciencia cierta donde se encuentra la llave de la vida. A lo máximo, a veces la podemos intuir cuando, como una estrella fugaz huidiza y centelleante, pasa por delante de nuestros ojos. Como si de una bella canción se tratara.