La idea de correlatación se nos brinda como oportunidad para comprender el cuadro de las teorías, planteamientos y conceptos antropológicos. Estamos ante un saber dirigido a comprender y explicar cómo se organiza, estructura y sistematiza la capacidad cultural humana en sociedad. Estudiar sus discursos y relatos nos lleva a comprender el panorama en cada momento destacable, correlativo con la historia del pensamiento y correlatado con la construcción científica de una ciencia tan destacable como la antropología social. Dicha construcción responde a una dinámica sucesiva de ideas, cuya comprensión nos permite entrar en la lógica propia del pensamiento y de la acción que subyacen en su planteamiento metodológico y teórico. Todo ello tenía su origen en el interés por culturas diferentes que llamaron la atención desde un principio, siendo comparadas con las formas de vida occidentales. Saber acerca de los demás se convertía en un trabajo constante por alcanzar conocimiento. El ser humano se presentaba como objeto de estudio y nacían las investigaciones antropológicas con la idea de llegar a un conocimiento científico. La antropología social no dudará en otorgarse el apelativo de científica. A pesar de las justificaciones positivistas, se dará una desconexión con aquéllas y la pretendida objetividad cederá un espacio remarcable, bajo una consideración del trabajo de campo como momento de experiencia personal y subjetividad.. El discurso antropológico será puesto en cuestión en tanto que representación de unos hechos de difícil aprehensión objetiva. La tendencia a una objetividad absoluta, puede llegar a significar una ruptura entre el trabajo de campo y el cuadro teórico y explicativo, que además descarta los sentimientos, emociones y compromisos que también hacen parte de la experiencia vivida sobre el terreno. Pero la experiencia etnográfica, como “experiencia de la sensación”, no conduce y no reduce irremisiblemente la escritura antropológica a la subjetividad de un mero relato de viaje. Al contrario, la antropología social trata de materializar una “dinámica objetivada” de los hechos observados. Podemos pues distinguir el relato antropológico del texto literario, entendiéndolo como “correlato”, donde además de la narración hay una intención obvia de llegar a algún grado de conocimiento desde cada una de las conceptualizaciones presentadas en este libro.