“Eran tiempo en que una sirena podía ser una chica morena y no el anuncio de una amenaza que venía del cielo”. Del film de Ernest Lubitsch NINOTCHKA. La descubierta casual del emplazamiento de una de las principales baterías antiaéreas que defendieron Barcelona durante la Guerra Civil en la montaña del Carmel, me ha llevado a un intento de reflexión visual sobre lo que en su día podían significar estos restos ahora olvidados y perdidos. Evocando un vestigio totalmente abandonado, unas ruinas –enigmáticas y sin un sentido aparente–, se plantea una historia entre el documental y la ficción. Un duelo presidido por el Tiempo y la Memoria. El hipotético enfrentamiento entre el Atacante y el Defensor. La confrontación a través de la figura de dos antagonistas: el artillero republicano y el piloto fascista. Los dos, como supervivientes de un conflicto ahora lejano, pero del que todavía hoy se pueden desprender algunas enseñanzas. Las que giran alrededor del coraje y la culpa. Y la constante necesidad de la memoria. Pero, por encima de todo, esta evocación tiene la intención de ser una mirada compasiva sobre la condición humana. MIRANDO AL CIELO quiere ser, también, un homenaje a la gente que vivió un momento crucial de la Historia: la Guerra Civil. Se trata de recuperar esa parte importante de la historia de la ciudad. Centrada en los bombardeos a que fue sometida por la aviación franquista. En los años treinta, al mismo tiempo que se desarrollaban los grandes elementos de la cultura de masas, irrumpe también un nuevo concepto relacionado con la llegada de las modernas tecnologías industriales aplicadas a las guerras: la destrucción masiva, instantánea e indiscriminada, que afecta tanto a civiles como a combatientes. Es en esa época cuando la aparición de máquinas aéreas veloces y pesadas, los aparatos de bombardeo, consiguieron borrar totalmente las nociones de frente y retaguardia. Es así, en este contexto, como la situación de Barcelona en la contienda –su importancia política y estratégica– hizo de ella la primera urbe bombardeada sistemáticamente desde el aire, después del trágico bombardeo de Guernica. Y lo sucesos, mirando más allá del caso concreto de Barcelona, fueron determinantes para establecer las bases de la fatídica II Guerra Mundial y los bombardeos de Dresde, Colonia, Londres, Hiroshima, Nagasaki... El tiempo y la memoria como claves del proyecto, con la ciudad siempre como fondo, la convierten en la auténtica protagonista del relato, en un organismo vivo que transforma continuamente sus elementos. Pero su pasado, de alguna manera, aunque perdido u olvidado, sigue latiendo en ella. Y le da sentido. Se cuenta con los recuerdos de los supervivientes más significativos. Y su articulación a partir de unos vestigios que aún perviven. Para la inmensa mayoría elementos lejanos, difusos, desconocidos, ocultos, como la batería antiaérea del Carmel. Vaya por delante que se intenta ir más allá del mero producto documental, a partir de las grandes posibilidades que ofrecen actualmente las manipulaciones digitales. Se integran imágenes actuales con material documental de la época, todo articulado con las adecuadas recreaciones en 3D. Y ciertas escenas que las mezclan y enlazan. Incluso partes ficcionadas que permiten pasar del documental al docudrama. Esta articulación dramática viene de la mano de dos personajes a caballo entre la ficción y la realidad. El préstamo del “falso documental”. Dos personajes, dos actores (a su vez desglosados en el anciano y el joven). Uno habla en catalán, el otro en italiano. Se genera la confrontación como modo de trabajo de la memoria. El piloto de bombardero de la Italia fascista. El combatiente de la defensa antiaérea republicana. Como opción narrativa se unificarán todos los elementos durante una sola jornada: EL 17 DE MARZO DE 1938. En ese día la ciudad sufrió los bombardeos más duros y concentrados de la guerra. Y dentro de ese día, una hora concreta, el mo