Sebastián Iruretagoyena es un empresario amenazado por ETA que paga el impuesto revolucionario desde que en 1983 recibiese la carta de extorsión de la organización. En 1986, tras el descubrimiento de los papeles de Socoa, Iruretagoyena se verá atrapado entre la exigencia de seguir pagando la extorsión o enfrentarse a la maquinaria judicial del Estado que le acusa de colaboración con banda armada Esta endemoniada paradoja, pagar por seguridad a la organización o ser juzgado por el Estado que no le protege, es el eje en el que se mueve la novela. El dolor y desamparo, los miedos y sufrimientos experimentados por tantos empresarios en los años ochenta, los más duros de la violencia política, son la materia prima de esta novela que no oculta el marco desgarrador que vivía Euskadi en aquellos años con la guerra sucia y las peleas internas de los partidos políticos. En este paisaje vasco con figuras es en el que se mueven los actores de esta tragedia en la que el autor muestra de manera clara su posición y sus vivencias personales con un fidelidad más que notable a los hechos reales acaecidos en aquella etapa. El veneno de la serpiente es una novela testimonio en la que los arquetipos y los hechos están contruídos con retales de personas reales y hechos conocidos por el autor que sufrió en su entorno familiar la dura realidad de la extorsión, la soledad, la dura realidad del sálvese quien pueda, cuando no la desmemoria y el olvido de los responsables políticos que gobernaban Euskadi en aquellos tiempos oscuros de nuestra democracia.