Este libro propone avanzar en el análisis histórico en torno a las comunidades que habitaban la región circumpirenaica occidental desde el siglo II a. C. al VIII d. C. En él se explican los mecanismos utilizados por los habitantes de la región para proteger sus intereses frente a potencias extranjeras o las autoridades romanas, dando solución a los problemas de encaje que fueron surgiendo a través de relaciones de carácter político-administrativo. Estas relaciones se articulaban mediante lo que hoy en día conoceríamos como diplomacia, que no es más que el envío de representantes para negociar unas determinadas condiciones de integración en un marco de poder concreto. Las categorías de los representados variaron con el tiempo; fueron diferentes los de la época de la conquista romana de aquellos del periodo en que el territorio fue provincia imperial o de los que actuaron durante la Antigüedad Tardía.

En todo este tiempo, la práctica diplomática pone de manifiesto las diferentes etapas y formas de representación del territorio, de las comunidades que lo habitan o de las personas que las lideran. De esta forma, el análisis de esa dinámica de enfrentamientos y de su resolución, un tema que se ha puesto en boga en los últimos veinte años pero que no ha llegado a aplicarse al caso aquitano-vascón, ofrece una vía extremadamente fértil para el conocimiento de las comunidades del entorno pirenaico occidental de época antigua y tardoantigua desde una óptica diferente.