Este segundo disco de Gatibu resulta multicolor, y es precisamente ese colorido lo que andaban buscando. El primer disco fue muy populista; canciones pegadizas y fáciles de recordar. El nuevo trabajo tiene aún toques del anterior pero es más completo. El concepto en torno al cual han trabajado es diferente, aunque sigue siendo el rock lo que compacta el disco. Las bases rítmicas son potentes e imprescindibles; Gaizka a la batería y Mikel al bajo han sabido mantener la fuerza del grupo. En las guitarras se puede apreciar una pequeña influencia del aor americano; Haimar busca otro tipo de sonidos. No pretenden experimentar pero han hecho un hueco a lo que pedía el corazón. Alex ha introducido nuevos registros a su voz. Sin abandonar su voz potente y penetrante, introduce suaves voces melosas y susurrantes en las canciones de medio tempo.
La lista de colaboradores es larga. Mencionar a Robe Extremoduro e Iñaki Uoho.