El aceite producido en la cuenca del Guadalquivir y transportado en las ánforas Dressel 20 y Dressel 23 abasteció a todo el Occidente romano entre los siglos I y VI dC. Ubicado en el corazón de la zona de producción olivarera a gran escala, el valle del bajo Genil "“afluente del Guadalquivir"“ desempeñó un papel decisivo en el gran comercio del aceite bético y, por tanto, presenta una de las más importantes concentraciones de talleres anfóricos conocidas en el mundo romano. El presente libro, dedicado a las alfarerías de esta microregión, se basa en la investigación de campo de uno de los talleres, la cual ha renovado considerablemente los conocimientos disponibles hasta ahora gracias a la recopilación de numerosos datos inéditos. Con su enfoque multiescalar, el estudio permite comparar la historia social con la historia de las técnicas y así revelar todo un tramo de la evolución socioeconómica de la Bética romana.